Del asesino considerado como uno de los artistas del pueblo

Todo etarra es un creador. Todo etarra, desde el más desconocido hasta el más famoso, forma parte de una gran obra colectiva. Una obra que se fue creando durante muchos años, una obra que contó con muchos mecenas, muchos promotores, muchos expertos en arte que regalaron buenas críticas, muchos periodistas que sirvieron de inspiración cuando había que elegir nuevos trazos y, sobre todo, con un público entregado.

Todo etarra, desde el chaval que escribía una carta amenazante hasta el adulto que colocaba una bomba o soltaba varios disparos por la espalda, forma parte de una gran obra colectiva. Es la obra de un colectivo, ETA, pero no hay que olvidar que todos los colectivos artísticos están formados por artistas individuales.

El lienzo de esa gran obra fue España. El País Vasco, sí, pero también Madrid, Cataluña, Aragón, Andalucía, Navarra. El tejido social de España, especialmente del País Vasco, cambió para siempre gracias a la obra colectiva de ETA. Las obras no mostraban el horror, eran el terror. A pesar de eso, la reacción fue dispar: había un público que sentía y padecía ese terror y un público que sentía admiración, aprecio o simpatía por los artistas y su obra.
El lienzo fue España y el tejido social acabó por romperse. Muchas personas, los que no formaban parte del público entregado, los que se atrevían a abuchear al artista, a escribir críticas negativas o simplemente los que no aplaudían la gran obra, acabaron pagando el precio. La clave de esta gran obra fue precisamente que el precio no lo pagó el público sino unos actores involuntarios, convertidos en actores por la voluntad de todos y cada uno de los que formaron parte de ese colectivo artístico llamado Euskadi Ta Askatasuna.
Algunos pagaron el precio final, otros simplemente tuvieron que irse. Y muchos, muchísimos, tuvieron que esconderse. Son los que se sentaron en la última fila mientras los entregados aplaudían y vociferaban. Unos porque no pudieron abandonar la sala de exposiciones, otros porque decidieron quedarse para no reconocer su derrota, y otros, en fin, la inercia de tantos años y tantos vínculos creados. Entre ellos, el vínculo del nacimiento y de los padres que no nacieron aquí pero decidieron vivir aquí.

El tejido social se rompió cuando entendimos que la ciudad, la polis, no era para nosotros. Cuando entendimos que la polis, o al menos la calle, era de los artistas y de su público. Que en cualquier momento podías verte dentro de esa gran obra, como en uno de esos espectáculos en los que el humorista interactúa con el público. Sólo que en esta obra el público no se reía contigo sino de ti. En esta obra si tenías la mala suerte de que te eligieran sufrías escarnio, acoso, humillaciones, amenazas. O secuestro, golpes, balas, bomba. La elección no dependía del azar. Dependía de cómo entendieras el papel que tenías que representar en la obra. Público entregado, mecenas, crítico de reseñas favorables, guía de nuevos trazos y nuevos caminos, promotor; público de la última fila; o antagonista. No había más opciones. El tejido social se rompió porque los antagonistas, que en este caso eran los héroes, se fueron rompiendo. Los fueron rompiendo. Rompieron a José Luis Caso y a Manuel Zamarreño. Ese acto transcurrió en Rentería. Eran dos ciudadanos normales que asumieron la carga de representar a otros ciudadanos normales en un pueblo gobernado por el mal. Primero asesinaron a José Luis Caso, después a Manuel Zamarreño, que había decidido coger el testigo.
Rompieron a muchas personas, y con ellos se fue rompiendo el espíritu de quienes no eligieron la entrega total. Vieron lo que podía pasar y se alejaron de la obra, aunque siguieron formando parte de la obra. Sabían que seguían formando parte de la obra porque a veces el público entregado se volvía para decirles “shhhh”, silencio, a pesar de que nunca volvieron a abrir la boca. El tejido social se rompió, entre otros lugares, en Rentería. Cómo no iba a romperse después de que rompieran a José Luis Caso y a Manuel Zamarreño.

O a Rafael San Sebastián. O a Francisco Tomás y Valiente.
Ambos asesinados de tres disparos.

Todo etarra, decíamos, es un creador. Todo etarra forma parte de una gran obra colectiva. Todos son responsables de lo que hicieron como colectivo. Todos son responsables de los asesinatos de Rafael San Sebastián y Francisco Tomás y Valiente. Pero fue Jon Bienzobas quien apretó el gatillo. Fue Jon Bienzobas quien entró en una cafetería para asesinar a Rafael San Sebastián, fue Jon Bienzobas quien entró en un despacho de la Universidad Autónoma de Madrid para asesinar a Francisco Tomás y Valiente.

Y es Jon Bienzobas quien esta semana expone su obra en una sala de la Casa de Cultura de Galdácano. El Ayuntamiento de Galdácano, gobernado por EH Bildu, Podemos y dos plataformas vecinales, decidió ceder una sala de la Casa de Cultura para que todos los ciudadanos pudiéramos apreciar el valor de las creaciones del etarra Bienzobas; el valor de las creaciones artísticas, no de su faceta más interesante, la de creador terrorista.


Lo primero que puede ver cualquier vecino que acuda a la exposición es un cartel en el que se explica quién es el autor: 

compromiso

Jon Bienzobas Arretxe nació en 1969 en el barrio de Aperribai de Galdakao. Su compromiso político le llevó desde muy joven fuera de nuestro pueblo, y el 30 de septiembre de 1999 fue detenido en Francia y posteriormente encarcelado.

Desde muy joven, con 21 años. Fuera de nuestro pueblo, cuando huyó de una operación policial. Su compromiso político, los tres disparos mediante los que asesinó a Rafael San Sebastián Flechoso. Esto, omitiendo lo que viene después de las comas, es lo que ve cualquier persona que acuda a la exposición alojada en la Casa de Cultura de Galdácano.

Cualquiera de las personas mayores que el martes pasearon por la sala. Cualquiera de las parejas jóvenes que el martes pasearon por la sala. Cualquiera de los muchos niños a los que sus padres decidieron llevar el martes a la sala de la Casa de Cultura.
Una mujer le dijo a su esposo que “Otegi también pintaba, y muy bien”. Los críticos de arte. Otro señor mayor preguntó a la responsable de la exposición si no había un fondo, algo donde dar dinero, imagino que para el artista Bienzobas. Los mecenas. Otro joven le decía a la responsable que estuvieran tranquilos. “Si los que no están tranquilos son ellos”, respondió. 

Las peticiones para que el Ayuntamiento clausure la obra van aumentando. Se ha sumado incluso el Gobierno vasco, en manos del PNV y del PSE. Su portavoz ha dicho este martes que no se puede dar “cobertura pública” a una exposición como ésta, porque se puede entender como una ofensa a las víctimas. Pero el propio pueblo que acoge la obra, Galdácano, estaba en manos del PNV y del PSE cuando se permitía que el público entregado colocase una mesa con mantel y cubiertos en medio de la calle principal para los etarras condenados, sus fotos, en Nochebuena y en Nochevieja, durante varios años. Galdácano estaba en manos del PNV y del PSE cuando no se hizo nada, cuando se permitió que desde la mañana hasta la noche las fotos de Krutxaga, Crespo, García Gaztelu (Txapote) o Bienzobas ocupasen la calle principal mientras los demás celebrábamos la Navidad.

Que el Ayuntamiento de Galdácano -en manos de EH Bildu, Podemos y dos plataformas de vecinos- haya permitido una exposición de las obras artísticas del etarra Bienzobas no es una anomalía. Que acudan vecinos de Galdácano a elogiar la calidad artística de las obras de Bienzobas no es una anomalía. Es precisamente la normalidad que vivimos en pueblos como Galdácano y en el País Vasco. Es la normalidad que se instauró después de que el colectivo ETA destruyera el tejido social. Es lo que queda después de la gran performance de la izquierda abertzale. El colectivo desapareció, se reintegró en una compañía de teatro. Pero sus efectos perduran. La obra perdura. Y la obra seguirá abierta. No hay cura, por cambiar de metáfora. Lo que sí hay es salida. Lo que se puede hacer es algo tan sencillo como levantarse y abandonar la sala. Y, si aún quedan ganas, programar. Programar otras exposiciones, con las grandes obras de todos los que formaron parte de quienes integraron el colectivo ETA. Las obras reales, las obras con las que se comprometieron. Los asesinatos, los secuestros, las amenazas. Programar en todas las salas que hoy están ocupadas por las obras artísticas y por los amigos de gente como Bienzobas. Esperar a que salgan y reservar las salas. Recuperar lo que nos convierte a todos en ciudadanos.

Ésa es la única salida: entrar en las salas, no para derribar las obras de los etarras sino para exhibirlas.

El cambio

Ayer mientras volvía a casa me encontré con esta foto. La foto está colocada en la entrada de la Herriko Taberna de Galdácano. La barra del bar está a la derecha, una vez cruzas la entrada. De la pared cuelgan unas placas con los nombres de todos los etarras del pueblo que aún están en la cárcel. Cuando un etarra sale, la placa se retira y se celebra. En ocasiones algún concejal de EH Bildu comparte la celebración en redes sociales.

Bajo la foto hay un cartel que pide la libertad para todos los presos de ETA en general y para Jon Bienzobas, Karaka, en particular. He visto varios de esos carteles hoy por el pueblo, con la cara y la información escogida de Bienzobas, y también carteles que hacen lo propio con Iñaki Krutxaga Elezkano, otro de los etarras del pueblo. Bienzobas fue el responsable del asesinato de, entre otros, Tomás y Valiente. Krutxaga, por su parte, fue el responsable del asesinato de, entre otros, Ernest Lluch.
Probablemente esos carteles no suponen apología del terrorismo. Sólo exponen las dificultades que tienen “ama y aita” para visitar a sus hijos presos y piden que se los libere, a ellos y a todos los demás. Así que los carteles permanecerán en las calles de Galdácano hasta que quienes los han colocado decidan cambiarlos por otros. Si no se retiran los carteles de enaltecimiento, no se van a retirar éstos. Ahora bien, se podría hacer algo interesante. Se podría colocar, al lado de cada uno de los carteles de “Free them all”, un cartel con información sobre los hijosdeama (y de aita). Incluso podría ponerse nombre a la campaña, “Know them all”. Podría hacerse, si hubiera alguien con los medios y la voluntad para hacerlo. Algo como uno de esos partidos que llaman “constitucionalistas”. Volveré sobre esto más tarde.


Sobre la foto hay otra foto. Esa foto es un homenaje a Francisco Javier López Peña, o Xabier López Peña, el etarra Thierry. “AGUR ETA OHORE”. Probablemente la foto lleva ahí mucho tiempo, aunque no tanto como la lápida del etarra en el cementerio del pueblo. La lápida está colocada a escasos pasos de la de Eloy García Cambra. La del primero, jefe de ETA, recibe cuidados periódicos. De la del segundo, policía municipal asesinado por ETA en 1972, han desaparecido varias letras. La metáfora aparece aunque intentemos evitarlo; no creo que queden muchas personas que sepan quién fue.

La foto a la que me refería al principio muestra a dos etarras anónimos, de espaldas, y el hacha y la serpiente. Sobre ellos, “Eskerrik asko ETA”. Bajo ellos, “Garaipenera arte”. “Gracias, ETA” y “Hasta la victoria”. No es la primera vez que veo la foto en el pueblo. En un par de ocasiones en las que las circunstancias lo permitían las despegué, las dos veces cerca de la calle principal. En esta ocasión lo prudente es registrarlo. Al hacerlo me doy cuenta de que en Galdácano se ha producido un cambio importante, y también me doy cuenta de las consecuencias prácticas de ese cambio.

Durante los últimos cuatro años hubo un concejal del PP en Galdácano, Mari Carmen Sánchez Sequeros. No era vecina del pueblo, así que era complicado que pudiera estar al día de todas y cada una de las acciones de propaganda del entorno de ETA. Hace un par de años, no recuerdo cómo, la localicé en Twitter. O alguien nos puso en contacto. Y cada vez que se producía un homenaje, una ocupación del espacio público o una pegada de fotos de los etarras del pueblo, se lo hacía llegar. Siempre lo agradeció y siempre intentó que se tomaran medidas. Nunca consiguió que el Ayuntamiento hiciera nada, pero al menos iba a los plenos a pedir explicaciones al equipo de Gobierno, formado por el PNV y por el PSE. Cuando en Nochebuena colocaban en la calle una mesa a la que sentaban a los etarras del pueblo, el Ayuntamiento, gobernado por PNV y PSOE, no hacía nada. La mesa con las fotos permanecía allí todo el día. Cuando decoraban el pueblo con las fotos de etarras como Txapote y Bienzobas tampoco hacían nada. Sánchez Sequeros, la concejal del PP, llamaba al responsable del equipo de Gobierno y después llevaba la cuestión a los plenos. No podía hacer nada más, pero siempre hizo todo lo que podía hacer.

Antes que ella fue concejal Ricardo Gutiérrez Solana, también en el PP. Gutiérrez Solana era una persona conocida en el pueblo, él sí vivía aquí. Y tuvo que dejar de vivir aquí cuando, después de una campaña continuada de amenazas cada vez más serias, los vecinos de su portal recibieron una carta en la que les invitaban a echar del vecindario a “esta persona de actitudes hitlerianas”. La carta la elaboró Jon Crespo Ortega -otro de los etarras encarcelados que suelen aparecer en las paredes del pueblo- en una lonja y en un ordenador propiedad de Herri Batasuna, que era como EH Bildu/Sortu se llamaba entonces.

A Mari Carmen Sánchez Sequeros nunca le enviaron una carta así. Sólo la llamaron “fascista”, “asesina” y “cerda” en el pleno celebrado pocos días después del fallecimiento en prisión del etarra Kepa del Hoyo, que además de asesinar a dos policías fue concejal en Galdácano. De ahí que desde el Ayuntamiento se publicase un comunicado oficial en el que EH Bildu, Podemos, una plataforma vecinal y el PNV mostraban sus condolencias a la familia y amigos del etarra fallecido y criticaban la política de dispersión. Además de los insultos, el vecino, David Ríos García, también le gritó a la concejal popular lo siguiente: “mírame y quédate con mi cara”. Por ello fue condenado a pagar 360 euros por un delito leve de amenazas. Ese mismo año, pocos meses después, una comitiva de encapuchados esperaba a Sánchez Sequeros a la puerta del Ayuntamiento, antes de la celebración de un pleno. En esa ocasión la llamaron, en la calle, “fascista” e “hija de Franco”.


El domingo Mari Carmen Sánchez Sequeros no consiguió los votos suficientes para volver a ser concejal en Galdácano. En 2015 el PP obtuvo 745 votos, y el domingo sólo 585. Mientras tanto, EH Bildu pasó de los 2662 de 2015 a los 3597 del domingo. Estos votos hicieron que pasaran de cuatro concejales a seis, empatando con el PNV. Probablemente EH Bildu gobernará Galdácano por primera vez, lo que supondrá un cambio importante.
Pero el cambio realmente importante es que ya no quedará nadie en el Ayuntamiento para recibir los insultos cuando denuncie lo realmente indecente. Imagino que es difícil convencer a los vecinos para que te den sus votos cuando no vives junto a esos vecinos, e imagino que a los partidos como el PP no les resultará fácil conseguir candidatos que vivan en pueblos como Galdácano con vecinos como David Ríos García.
Supongo que los analistas más preparados habrán estado lanzando desde el domingo las profundas reflexiones con las que intentan explicar la política: «Qué está haciendo mal el PP en el País Vasco», «No consiguen conectar con la realidad social del País Vasco».
El PSOE seguirá con dos concejales, pero también ellos han obtenido más votos. Ellos sí consiguen conectar con la realidad social. Ellos sí van por el buen camino.

3. Jon Bienzobas Arretxe

Jon Bienzobas Arretxe es el tercero.

Jon Bienzobas es vecino de Aperribai, el barrio de Galdácano del que también salieron Francisco Javier López Peña, ‘Thierry’, y Francisco Javier García Gaztelu, ‘Txapote’. López Peña está enterrado en el cementerio de Galdácano. En la placa se puede leer que fue un «preso político euskaldun asesinado en París», y no el jefe ‘militar’ de ETA.

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En el mismo cementerio están enterrados también Víctor Legorburu Ibarreche, antiguo alcalde de Galdácano, y Eloy García Cambra, policía municipal. ETA asesinó a ambos en Galdácano.El nicho de Eloy García Cambra está a sólo unos metros del de López Peña, en el mismo pasillo. No hay ninguna referencia a su asesinato en las tumbas de Legorburu y de García Cambra.

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De García Gaztelu hablaremos en otra entrada.

Jon Bienzobas era miembro del Comando Madrid.

En mayo de 2007, Jon Bienzobas fue condenado a 30 años de prisión por el asesinato de Francisco Tomás y Valiente. El 14 de febrero de 1996, Jon Bienzobas entró en el despacho de Tomás y Valiente en la Universidad Autónoma y lo asesinó a tiros. Después se supo que Bienzobas había utilizado la misma pistola con la que fue asesinado en 1993 Dionisio Herrero Albiñana.
En junio de 2007, Jon Bienzobas fue condenado a 30 años de prisión por el asesinato de Rafael San Sebastián Flechoso. El 10 de junio de 1990, Bienzobas entró en una cafetería de Guecho y disparó a Rafael San Sebastián en la cabeza.
En julio de 2007, Jon Bienzobas fue condenado a 186 años de prisión por un atentado con coche bomba contra los ocupantes de una furgoneta del Ejército del Aire. La bomba falló al paso de la furgoneta, pero explosionó cuando no pudo ser desactivada por los TEDAX, hiriendo a varias personas.
En 1997, el Comando Madrid asesinó al teniente coronel Jesús Cuesta y al magistrado del Supremo Rafael Martínez Emperador. En 1995, el mismo comando perpetró el atentado del Puente de Vallecas, en el que fueron asesinados seis trabajadores de la Armada y quedaron heridos más de diez, algunos de ellos con secuelas para toda la vida.

Jon Bienzobas Arretxe no es un preso político. Es un miembro de ETA. Y por eso está en la cárcel.

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Más información:

http://elpais.com/diario/2007/05/18/espana/1179439224_850215.html

http://elpais.com/diario/2007/06/12/espana/1181599203_850215.html

http://elpais.com/diario/1996/02/16/espana/824425201_850215.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/05/29/comunicacion/1148919765.html

http://elpais.com/elpais/2002/05/14/actualidad/1021364229_850215.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/07/06/espana/1183733310.html

 

Los etarras de Galdácano

Son las 20:20 del sábado, día 10 de septiembre de 2016. De la calle llega el ruido de algunos coches y el ensayo del grupo que más tarde tocará en el parque de los conciertos.

Miro el programa de fiestas que tengo en la mesa. Hoy vienen Los Bastardos y Besos de Perro. Ayer tocó Su Ta Gar, grupo con años de compromiso a las espaldas. En 2001 sacaron un directo al que llamaron «Jo Ta Ke». Jo Ta Ke es también el título de una de sus canciones más conocidas, que traducida quedaría así:

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Esta mañana las fotos de 13 etarras decoraban varias paredes de Galdácano, como ocurrió el año pasado. No hay reivindicación, solamente las fotos y los nombres. Gorka Martínez Arkarazo, Iñaki Krutxaga Elezkano, Jon Bienzobas Arretxe, Kepa del Hoyo Hernández, Oier Goitia Abadía, Txus Martín Hernando, Xabier García Gaztelu, Iker Lima Sagarna, Iosune Oña Ispizua, Jon Krespo Ortega, Leire Etxeberria Simarro, Tomi Madina Etxebarria y Ugaitz Pérez Zorriketa.

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Durante los próximos días iré escribiendo el historial de los etarras de las fotos.


1. Gorka Martínez Arkarazo.
2. Iñaki Krutxaga Elezkano.
3. Jon Bienzobas Arretxe.
4. Kepa del Hoyo Hernández.
5. Oier Goitia Abadia.
6. Txus Martin Hernando.
7. Xabier García Gaztelu.
8. Iker Lima Sagarna.
9. Iosune Oña Ispizua.
10. Jon Crespo Ortega.
11. Leire Etxebarria Simarro.
12. Tomi Madina Etxebarria.

ETA y la brigada de limpieza de Galdácano

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Ayer empezaron las fiestas de Galdácano. Hace un año y dos días, el 14 de septiembre de 2014, me encontré una pancarta de ETA en la plaza donde se ponen las txosnas (casetas). Saqué el móvil, hice una foto y a los pocos segundos un coche de la policía municipal pasó por allí, vio la pancarta y siguió como si nada.
Escribí sobre ello.

Hoy por la mañana hemos ido a hacer la compra, y en la calle con más visibilidad del pueblo había una serie de fotos de etarras. Entre ellos, y esto es lo que me ha revuelto, estaba Txapote.
Mientras tomábamos un café decidimos ir a la comisaría de la Policía Municipal para preguntar si conocían el asunto. Les conté también lo del año pasado, la pancarta de ETA y la impasibilidad de los agentes. Tras unos segundos de extrañeza, sospecha o incomodidad, el agente de la comisaría me dice que darán aviso a la Ertzaintza. Le pregunto si son ellos los que van a hacer algo, y me contesta que depende de lo que decidan.

Salimos de la comisaría de la P. Municipal y nos dirigimos a la de la Ertzaintza, que está a unos cinco minutos. Le explico el asunto al agente que nos recibe y, con más amabilidad y aparentemente también con más interés que el policía municipal, me pide que espere un momento. Al cabo de unos segundos sale y explica que ya han dado aviso a la brigada de limpieza. Le pregunto si eso significa que están ya allí para quitarlos y me dice que bueno, que el aviso ya lo han dado, que ahora está en manos de la brigada de limpieza, que irán a quitarlos cuando les toque. Me despido diciendo que no sé si son ellos los que deberían hacer algo, que el año pasado hubo una pancarta bastante grande de ETA en la plaza, que un coche de la Policía Municipal pasó por allí y no hizo nada, y, en fin, me responde que aprovechan las fiestas para hacer esas cosas. El sujeto omitido, claro.

La gente del pueblo que no es cómplice de estos asesinos tiene que ver la cara de Txapote durante las fiestas. Es uno más. Recuerdo la gran manifestación que recorrió el pueblo cuando finalmente asesinaron a Miguel Ángel Blanco. Recuerdo ésa y no otras porque es la única que he visto aquí, en Galdácano, en contra de ETA. No es porque ese asesinato sea más importante que el resto de asesinatos que cometió Francisco Javier García Gaztelu.

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La cara de Txapote es fácilmente reconocible. Junto a la de él, había trece fotos más. La mayoría de ellos desconocidos para mí. Otro, no tanto. Jon Bienzobas, el asesino de Francisco Tomás y Valiente. Tomás y Valiente* había sido presidente del Tribunal Constitucional, después de lo cual volvió a la Universidad Autónoma de Madrid como Catedrático de Historia del Derecho. Fue asesinado en su despacho de la universidad.

A las 13:00 la brigada de limpieza «Bartleby» aún no había aparecido. Imagino que las fotos seguirán a la vista de todos hasta mañana. Mañana es domingo. Así que es posible que el lunes la brigada de limpieza, no la policía, elimine las fotos de Txapote, Bienzobas y el resto de etarras. Pero el lunes es festivo en el pueblo. Desconozco si la brigada trabaja en festivos. Si no es así, tal vez, con suerte, el martes. Pongamos que a eso de las 9:00 procederán a quitar las fotos. Junto al cartel de fiestas, el anuncio de una academia de inglés y el de una academia de apoyo escolar. Porque en el fondo no hay diferencia. No se retirarán, cuando se retiren, por enaltecimiento del terrorismo. Se retirarán porque en esas paredes no está permitido pegar carteles.
El martes a las 10:00, por ejemplo, imagino que habrán vuelto a pegar las fotos.

ACTUALIZACIÓN: A las 12:30 18:30 de hoy, un día después, 17:00 del lunes, dos días después, la brigada de limpieza aún no había llegado.

ACTUALIZACIÓN II: Hoy lunes 14 de septiembre, dos días después, me he pasado por los dos puntos para ver si ya habían retirado las fotos. Las fotos seguían allí, salvo por tres que pude retirar ayer y otras tres que he quitado hoy. He ido con las tres fotos a la comisaría de la Ertzaintza, una vez más. Le he explicado al agente la situación, me ha dicho que efectivamente tenían registrado que el sábado por la mañana había acudido a denunciar la presencia de las fotos, y me ha confirmado lo que me esperaba: la brigada de limpieza no fue el sábado, no fue el domingo porque era domingo, y no ha ido hoy porque es festivo en el pueblo. Se pasarán mañana.

Cuando he conocido el procedimiento, le he preguntado si las fotos de etarras son equiparables al cartel de una academia de estudios, a esos efectos, y me ha dicho que sí. Que no se retiran por ser enaltecimiento, sino porque no está permitido pegar carteles.

Le he preguntado también si las fotos de etarras no suponen enaltecimiento del terrorismo, puesto que no está del todo claro, y sorprendentemente me ha dicho que sí, que sí las consideran enaltecimiento. Lo que lo hace aún peor.

Le he preguntado por la pancarta del año pasado, la del hacha y la serpiente y el «Bietan jarrai», y me ha contestado que también cuenta, a efectos de retirada, como un anuncio de academia. Así que sería perfectamente normal que una pancarta de ETA fuese colocada a la vista de todos en las fiestas del pueblo, porque sería la brigada de limpieza la que iría a retirarla, no la policía.

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Y en ésas estamos.

PS

Hace menos de dos años, también aquí en Galdácano, el etarra Javier Martínez Izaguirre (Javi de Usánsolo) era recibido por unos cien vecinos del pueblo con cohetes, vítores y antorchas tras salir de prisión. Este vecino del pueblo había participado en el atentado contra un guardia civil, Antonio Moreno Chica, en Erandio. En 1991, Javier Martínez Izaguirre y  Juan Carlos Iglesias Chouzas colocaron una bomba en los bajos del coche de Antonio Moreno. En el atentado fueron heridos gravemente el guardia civil y uno de sus hijos. En ese mismo atentado, cometido por el vecino de Galdácano a quien hace menos de dos años recibieron en el pueblo con antorchas y vítores, fue asesinado Fabio Moreno, de dos años, el otro hijo de Antonio Moreno.

Me he acordado de esto porque, al terminar de escribir lo anterior, he conocido que Francisco Javier García Gaztelu y Jon Bienzobas son, también, vecinos de Galdácano.

* En la entrada en euskera de la Wikipedia sobre Francisco Tomás y Valiente, el asesinato se menciona al final, y de manera un tanto extraña. Por supuesto, el sujeto omitido. Lo mató un miembro de ETA, «ETAko kide batek». Hay en euskera un concepto interesante, galdegaia, que suele explicarse pronto. En euskera el orden de las palabras es importante. O mejor dicho, las palabras se ordenan según su importancia. Así, lo más importante se suele colocar antes del verbo. En el caso de la entrada sobre Tomás y Valiente en la Wikipedia, lo que se destaca, al parecer, es el año en que fue asesinado.

«1996an hil zuen ETAko kide batek Madrilgo Unibertsitate Autonomoko Zuzenbide fakultatean.»