
El recurso al diálogo como vía para resolver conflictos y armonizar intereses ha sido una constante en la historia de la humanidad. Pero también lo ha sido la guerra. Si alguien deseaba un bien ajeno, existía la posibilidad de negociar y ofrecer a cambio algo valioso. También existía la posibilidad del garrotazo. Ambas opciones son propias del ser humano, y ninguna es más humana que la otra. Un ser humano, por el hecho de serlo, no está naturalmente predispuesto al diálogo. Del mismo modo, y aún más evidente, la persona que no elige el diálogo para resolver conflictos no deja de ser humana. Tercer dato: es mala idea intentar resolver un conflicto mediante el diálogo con alguien que blande espadas o pistolas y manifiesta intenciones homicidas hacia aquellos que se crucen en su camino. Muy mala idea.