En los próximos días iré subiendo las notas sobre los episodios de la unidad didáctica Herenegun, destinada a alumnos de ESO y Bachillerato de los centros educativos del País Vasco. Dejo aquí la primera entrega. Al finalizar intentaré hacer un resumen ordenado de lo que supone, de lo que supondría, esa iniciativa del Gobierno vasco. Esto no es más que una serie de apuntes que he ido tomando mientras veía los episodios, complementados con otros datos o documentos cuando lo he creído oportuno.
“No se trata de decirles a los alumnos qué tienen que pensar”, ha dicho varias veces Jonan Fernández sobre Herenegun. Lo primero que aparece en los vídeos: «Ninguna convicción está por encima del valor de la persona y su dignidad humana. Los derechos humanos son inviolables».
No es sólo que eso ya supone decir qué pensar. Es que además son dos reflexiones lo suficientemente abstractas como para no pensar en lo concreto, que es la actividad de ETA, y los efectos de esa actividad. Y de eso se trata, realmente. De andar unos 20 cm sobre el suelo, levitando levemente, como decía Atxaga en La Pelota Vasca. De hablar sin mencionar, explicar sin describir, cumplir sin mancharse. “Errores y horrores que nunca deberían repetirse”, termina el previo. Errores en lugar de decisiones, en lugar de la voluntad concreta y declarada mil veces, y justificada otras tantas veces, hasta hoy. Comienza el episodio.
CAPÍTULO 1
Años 60.
“Pertenezco a la primera generación de este país que vivirá más tiempo en paz que con violencia (…) Necesito saber qué ha ocurrido”. La primera voz: este país. “Una sociedad azotada, dividida y atemorizada por la violencia”. Es la narradora. Lo que presenta es el relato de lo abstracto, la pseudomención. «Porque no quiero que eso vuelva a ocurrir». Tengo que volver a poner la introducción tres veces para asegurarme de que no son mis sesgos los que no me dejan escuchar la palabra «ETA». Pero no, no son los sesgos. La narradora que se pregunta qué ha ocurrido llama «eso» a ETA. Lo llama «violencia». Es lo que presenta a los alumnos, lo que define el tema. Este país, la violencia, eso.
Primera voz entrevistada: José Félix Azurmendi. Ex miembro de ETA. “¿Cómo te enteraste de la muerte de José Pardines y de Txabi Etxebarrieta?” La muerte, uno y otro. Esto, que se suele definir como un conflicto, con sufrimiento en los dos bandos, no podía empezar de otra manera. Una sociedad dividida por la violencia. Dos muertes. Igualados en el dolor, Pardines y Etxebarrieta. Aunque el segundo fuera el asesino del primero.
“Por la prensa. Habían matao a un guardia civil de tráfico, y horas después habían matao al autor de los disparos”, resume el antiguo miembro de ETA al que la narradora cede la primera palabra.
Se está hablando del origen de ETA, de por qué surge ETA, como dice la narradora. En el minuto 4 ya se hace referencia a los inmigrantes de Extremadura o de Galicia que acuden a Bilbao a buscarse la vida, a partir de “Ocharcoaga”, un documental de 1961. Habla ahora el presidente de la Casa de Andalucía de Barakaldo. Imágenes de barrios chabolistas. Visita de Franco al barrio de Ocharcoaga, saludo de sus vecinos. “Este barrio, que se debe a la iniciativa personal del Caudillo”. El señor de la Casa de Andalucía de Barakaldo: “La mayoría de nosotros tomamos conciencia de clase aquí. Y nos dimos cuenta de que el pueblo vasco estaba masacrao. Y estaba que no podía hablar ni en su lengua”.
Colonización, se podría decir. Y Franco, un vecindario creado por su iniciativa personal. Todo esto encaja muy bien, recordemos que están intentando explicar el origen, las causas de ETA. De momento, Franco e inmigración española.
Huelgas, Ramón Rubial. Más Franco. Alabanzas del NoDo al dictador.
El retraso español respecto a Europa. Gorka Landaburu y Patxi Zabaleta (mientras siga habiendo presos políticos ETA debe seguir existiendo, decía), fundador de HB, hablan amistosamente. Landaburu recuerda la represión. Guardia Civil, torturas. Otro recuerdo: Franco en San Sebastián, las vacaciones.
Hablan tres señoras, militantes del euskera. Fundaron ikastolas, educaron clandestinamente en euskera. El euskera estaba prohibido. La creación del batua. Estamos en el minuto 13 de 23. Orígenes y causas de ETA, hay que recordar. Ahora, las cooperativas. Mondragón. Caja Laboral. Ez Dok Amairu, cultura en euskera. Pero el euskera estaba prohibido, lo han dicho antes. Todo esto ocupa varios minutos.
Ahora Julen Madariaga. Otro fundador de ETA. Está bien. Qué mejor que dos fundadores de ETA para explicar con objetividad las causas de ETA. Habla sobre el inmovilismo del PNV respecto al franquismo. “Si no están haciendo absolutamente nada, nosotros vamos a intentar hacer algo”. Habla con Fede Bergaretxe, del PNV.
Ahora, sólo ahora, Melitón Manzanas. Presentan sus contextualizaciones (colaboró con la Gestapo, le gustaba participar personalmente en las torturas) y dan paso al mensaje: primer asesinato premeditado de ETA. Bergaretxe: “Por ese sufrimiento no pasamos. Nosotros, lucha armada, no”. Así termina el primer episodio de esta iniciativa del Gobierno vasco destinada a los alumnos de ESO y Bachillerato, con las palabras de un hombre del PNV.
Llama la atención que en todo el capítulo 1 no haya aparecido ningún documento de odio a los españoles. No a Franco, sino a los españoles por el hecho de ser españoles. Ya los había, y no eran pocos. Al parecer, no influyeron nada en los orígenes y las causas de ETA.
Tampoco se menciona la relación entre ETA y EGI, las juventudes del PNV, cómo jóvenes de EGI crearon la primera célula de ETA en Venezuela, cómo desde Venezuela se decía que todo ciudadano estaba obligado a contribuir moral y económicamente a la resistencia. Ni a Krutwig, ni a Eli Gallastegi. No se menciona a Sabino Arana, no se menciona la palabra “maketo”, a pesar de que sí se ha mostrado cómo las masas españolas llegaban al territorio de los vascos.
El primer episodio abarca los años 60. Dura, como el resto de episodios, 23 minutos. Éstos son los minutos que se dedican en el episodio a cada una de las escenas:
José Félix Azurmendi, ex miembro de ETA. Pardines y Etxebarrieta: 1:51
Ocharcoaga, inmigrantes, Franco, presidente Casa Andalucía Barakaldo, huelgas: 6:03
Landaburu habla con Patxi Zabaleta, represión, torturas, atraso, vacaciones Franco: 1:29
Euskera, ikastolas, cultura vasca, cooperativas, censura, Agirre: 8:40
Julen Madariaga y Fede Bergaretxe, ETA y PNV: 3:20
En la última escena vemos a un entrañable Julen Madariaga, ya anciano, que conversa con Bergaretxe del PNV. Muy civilizado. En el episodio no se menciona “La insurrección en Euzkadi”, la ponencia de Madariaga publicada tras la Tercera Asamblea de ETA. Es un documento de 1964 que aporta contexto, que tal vez ayudaría a los alumnos a entender las causas. Dejo unos párrafos que son más interesantes que cualquier cosa que pueda escribir, y dejo de escribir hasta el siguiente episodio. Las negritas son mías.
Algunos párrafos de «La insurrección en Euzkadi», ponencia de Julen Madariaga en la III Asamblea de ETA:
El oprimido deberá forzar para que su Derecho sea reconocido. Habrá que crear y hacer reconocer su propia legalidad por la fuerza de las armas. A la legalidad hispana o gala anteponemos nosotros la vasca. Pero no con declaraciones platónicas (que por otro lado el Sr. Leizaola y compañía se vienen encargando desde hace más de 25 años), sino con plástico y metralleta, precedidos y acompañados por toneladas de propaganda.
En Euzkadi mismo lo hemos visto. El Estatuto que tuvo que «conceder» la República española fue «discutido» y aplazado de forma sospechosamente prolongada por parte de los españoles, que en tanto que españoles, lo mismo da que sean de izquierdas que de derechas mientras esclavicen Euzkadi.
En la Guerra Revolucionaria se lucha con el cuerpo, pero sobre todo con el alma. (…) El mismo autor de Vasconia nos da la razón al decir: «La Guerra Revolucionaria es una espiritualización de la guerra. Pero esta espiritualización que concede a la Guerra Revolucionaria un carácter más feroz en el orden de las ideas, es un avance ya que viene a significar que los fuertes medios materiales pueden ser vencidos por la fuerza que despliegan las ideas».
Para el gudari-militante comprometido en cuerpo y alma en el G.R., engañar, obligar y matar no son actos únicamente deplorables sino necesarios. En este sentido es menos escandaloso fusilar traidores que fusilar enemigos.
El gudari-revolucionario, es decir, el gudari-militante lucha, como el antiguo cruzado, por una idea, por una verdad, la nuestra: liberación radical de Euzkadi y de sus pobladores. Para nosotros, al igual que para el cruzado del siglo X la suya, nuestra verdad es la verdad absoluta, es decir, verdad exclusiva que no permite ni la duda ni la oposición y que justifica la eliminación de los enemigos virtuales o reales.
Consecuentemente somos intransigentes en nuestra idea, en nuestra verdad, en nuestra meta esencial. Hay adhesión de espíritus y corazones por parte de cada uno de nosotros, a un conjunto de afirmaciones (liberación nacional, social, democracia, etc., etc.) y de negaciones u oposiciones (España y Francia opresores imperialistas, etc.) dogmáticas. Se dará pues, en nosotros tanto dogmatismo en los principios esenciales, como lo pudo tener el cruzado de otros tiempos o lo tiene hoy el moderno apóstol comunista.
Engañar es un acto necesario. Cómo no va a serlo. Un acto que parece desactivarse sólo en una ocasión especial: cuando se denuncia sistemáticamente la tortura. Porque esto que dice Madariaga está vigente en los 80, en los 90 y en la década siguiente. El “gudari” tiene que engañar para desmoralizar al enemigo, para minar su legitimidad y su credibilidad. Cuando un programa para la acción llama a mentir, ¿qué valor puede tener la declaración de un miembro de esa organización? Pues absoluto, hoy, en 2019. Toda denuncia será considerada, al menos, verosímil. Y por lo tanto toda denuncia será en sí misma una prueba de lo que se denuncia. La única que puede haber, suficiente en sí misma. Esto no quiere decir que algunas de esas denuncias no sean reales. Ha habido casos reales, claro. Pero para saber si son reales hay que confiar en las evidencias. Salvo que se pretenda confiar en la palabra del “gudari”, que está obligado a engañar si esto hace tambalearse a su enemigo.
La G.R. es, pues, una y totalitaria, en el sentido de que engloba todo: lo político, militar, social, etc.; y a todos (toda la población).
El hecho de que exista una idea, una ideología, una mística significa que la fe también juega un papel fundamental en la G.R. Sólo la fe consigue unir acción e ideología. Esta distinción entre acción e ideología y este papel de la fe, constituyen dos factores importantes para la comprensión y explicación de la G.R.
En la G.R., al adoctrinamiento ideológico y político se le da prioridad absoluta sobre la instrucción militar. En efecto: un nuevo combatiente aprende fácilmente el manejo del fusil y de la granada combatiendo junto a los veteranos, si ya está ideológicamente preparado a hacer la guerra. Lo contrario rara o muy difícilmente se suele dar.
¿Por qué pasó esto, se preguntaba la narradora? Para entenderlo, dejó hablar a un anciano Julen Madariaga. El joven, el que estuvo ahí, lo explicaba mejor. Adoctrinamiento ideológico. Nada de esto aparece en el primer episodio.
La G.R. solo puede nacer de una voluntad política bien afirmada. Es, pues, indispensable preparar a toda la población para la G.R., para luego arrastrarla y hacerla participar en ella activamente. La G.R. es la guerra de las masas populares. No se puede llevarla a cabo más que movilizando las masas populares y apoyándonos sobre ellas.
El militante tiene que empezar, pues, por caldear el ambiente en que va a actuar. Sin un mínimo sostén popular (no decimos toda la población, sería una ilusión) no hay G.R. que valga. Dice uno de los mejores técnicos de la G.R. que ésta es a la población como el pez al agua. Pez sin agua muere. El apoyo de la población (de una parte al menos de ésta ), al principio moral y luego material, debe ser el agua en la que el pez (G.R.) puede desarrollarse, moverse y nadar a su gusto.
Para empezar, este sostén moral debe consistir en no oponerse, en no ser hostil a nosotros. Luego hará falta que simpaticen; primero unos pocos y luego que esto se generalice. A continuación, será necesario que nos admiren (por nuestras acciones, no por nuestra cara bonita). Finalmente, que nos apoyen activamente (una mayoría) y que nos respeten y teman el resto. En toda G.R. hay una llama ideológica (romántica, novelesca o sentimental) que incita a la población a sostener y ayudar al comando, guerrillero o terrorista, a quien considera algo así como el exponente de sus aspiraciones.
La primera etapa fundamental de la G.R. es precisamente ganarse la voluntad del pueblo. Nosotros estamos ya en esta etapa. Hay que inundar el país con cientos de toneladas de papel; con miles de letreros en carreteras, estaciones, camiones y vagones, etc. y utilizar cualquier tipo de difusión de ideas.
Tenernos que predisponer los espíritus de tal forma que, a medida que vayamos avanzando de actitudes más blandas a otras más duras, el pueblo no se escandalice sino al contrario: lo reciba bien, incluso le parezca natural o ―y esto sería el caso óptimo― lo esté ya aguardando ansiosamente. En este sentido, uno de los mejores instrumentos de la acción de masas es la huelga: hay que ir de la huelga parcial a la total.
El pueblo se lanza al combate por lo que ama y también por lo que odia. El odio es uno de los más potentes resortes humanos: hay que saber aprovecharlo, canalizarlo y lanzarlo contra el imperialista secular que profana y expolia nuestra amada tierra y a sus habitantes.
La propaganda cunde en un fondo de humillación, persecución y vejaciones. Es posible que este sentimiento solo lata en el subconsciente de las gentes, en cuyo caso lo primero que tenemos que hacer es sacarlo a flote y ponerlo al desnudo. Entonces el sentimiento será consciente y, por lo tanto, vivo, crudo y descarnado.
Habrá que emplear la persuasión para convencer a los oprimidos de la justicia ―nacional y social― de su causa, pues la mayoría de las veces ignoran cuál es su estado real.
Se ha drogado tanto al Pueblo Vasco y durante tantos años de propaganda dirigida (prensa, radio, televisión, vino barato, fútbol espectáculo, conmemoraciones y fiestas «nacionales») que ya ni siente la persecución de que es objeto ni la ignominia que con él se practica.
Nuestra tarea es precisamente llevar esta infame realidad al convencimiento de los esclavos y siervos vascos envilecidos y sometidos al látigo franco-español.
Para ello el militante revolucionario vasco ha de hacer aparecer la opresión más real y dura de lo que es, al añadir la conciencia de la opresión y hacer el deshonor más deshonroso, haciéndolo público.
Si todos los pobladores de Euzkadi no son abertzales y partidarios de la justicia social es porque no son libres, porque no han tenido la oportunidad de conocer, de adoptar y de amar nuestra idea. No debemos excluir a nadie «a priori». Nuestra idea hará de frontera natural. Nuestros enemigos se autoexcluirán ellos mismos.
Adoctrinamiento ideológico, odio, todos los pobladores de Euzkadi deben ser abertzales, quien no lo sea será un enemigo. ¿Qué ha aparecido de todo esto en el primer episodio? ¿Qué es lo que han visto los alumnos de ESO y Bachillerato? Inmigrantes, Franco, Ocharcoaga saludando al dictador. El origen y las causas de “la violencia” que ha sufrido este país. ETA, en lucha contra el franquismo.
La G.R. dispone de todo un arsenal psicológico: subversión ideológica, explotación de debilidades humanas (piques y envidias en el seno del opresor), oposiciones, divergencias, escándalos de cualquier género, colectivos y sobre todo personales (gobernador civil con una «querida», el general X estafador, etc.), infiltración de nuestras «quintas columnas», misiones especiales de diplomáticos y agentes camuflados, etc., etc.
Todo responde a un fin: paralizar y quebrantar la voluntad de resistencia del invasor y preservarnos nosotros mismos de su propaganda e influencia disolventes.
En la G.R. las personas físicas deben ser estrechamente controladas. Pero la Resistencia Vasca debe controlar así mismo los corazones y los espíritus. Es el objetivo de las técnicas psicológicas: propaganda murmurada, conferencias, charlas, información dirigida, falsos rumores, octavillas, emisiones piratas, radios nuestras, etc. Es de muy buen resultado dar la «vuelta» a slogans, frases, y terminología utilizados por el adversario.
Siendo indispensable el apoyo de la población (su «conquista» en alma y cuerpo) para que la G.R. pueda prosperar, nuestras mejores armas son el comando y sus actos de resistencia (o «terrorismo»).
Esto apunta directamente al vasco medio que no cumple con sus deberes de ciudadano. En la calle, en su trabajo, en casa, está siempre amenazado si no colabora con la Resistencia o, peor aún, si es traidor. En presencia de este peligro invisible y permanente que le rodea, se apodera de él una angustia deprimente y la sensación de ser una víctima aislada y sin defensa.
Su silencio primero y la complicidad y colaboración activa después, serán cosa hecha ante la falta de protección contra nuestros gudaris-militantes.
La gente habla demasiado y, directa o indirectamente, pierde a nuestros militantes (así ha sido hasta ahora). La razón es sencilla: no nos tenía ningún respeto. O, si se quiere, tenía más miedo al opresor que a nosotros. Unos cuantos escarmientos adecuados bastan para cortar por lo sano esta fea manía.
Por el contrario, al informador, al espía, al pueblo en general, lo único que necesita para informarnos y ayudarnos de mil formas distintas es garantizarle su seguridad personal frente al opresor. Si somos capaces de enseñarle unas mínimas medidas de precaución y de seguridad (cómo usar el teléfono, buzón, apartado de correos, consigna, escribir por carta, etc.) que le hagan sentirse a él seguro, nos informará adecuada y eficazmente y sin temor al déspota extranjero.
La G.R. en su forma urbana apunta a cuatro objetivos principales:
2.Destruir la organización, el aparato del opresor colonialista, que dirige y controla a toda la población. Este aparato, que comúnmente se llama Administración (Gobierno Civil. Policía de toda clase, Hacienda, Enseñanza, Ejército, Prensa dirigida, Obispo o Gobernador eclesiástico, Ayuntamientos, Servicios de Funciones Públicas) descansa y funciona sobre jerarquías políticas, sociales, religiosas, etc. Es decir, la tiranía no es algo abstracto, sino que, por el contrario, se materializa o se encarna en multitud de entidades y personas físicas a través de las cuales se concretiza y se realiza la opresión. Un maestro de escuela que enseña a nuestros niños y jóvenes en lengua extranjera prohibiendo y castigando el uso de la nacional, está actualizando la opresión en este campo concreto. Y del mismo modo un policía, un inspector de hacienda, un guardia municipal, un capitán, un periodista, etc., son, aunque en grado distinto, partículas de opresión, instrumentos de opresión, a través de los cuales se derrama ésta y alcanza hasta lo más recóndito y hondo del alma nacional.
El maestro y el periodista ya eran enemigos. No hubo que esperar a los 90.
Hay que organizar breadas o pintadas y colocación de afiches o bandos murales de E.T.A. en concentraciones urbanas, a pleno día y revólver en mano (el equipo de protección). Nuestro objetivo consiste en producir un impacto psicológico en el pueblo y en las mismas fuerzas de ocupación y represión, pero también ―y no es esto menos importante― aguerrir los etarras recién incorporados. Adquieren confianza en sí mismos y sentido de la audacia.
Hoy siguen organizando pintadas, siguen colocando carteles y ocupando murales, a pleno día, pero ya sin necesidad de un revólver en la mano. Esto sigue produciendo un impacto psicológico en el pueblo, y los etarras no adquieren confianza mediante la colocación de carteles, sino que la retoman a través de los homenajes que organiza la izquierda abertzale, apoyados por los dirigentes de partidos políticos con representación institucional. A pleno día o por la noche con antorchas y cánticos.