El otro 3%

Estos últimos días he escrito sobre la influencia de la elección del vascuence como lengua vehicular en el sistema educativo vasco. Aquí, aquí y aquí. No quería cerrar el tema sin hacer mención a un informe con el que me topé hace unos días, y del que Plazaeme ya dio buena cuenta en su blog. O mejor dicho, no quería cerrar la serie. El tema está aún muy lejos de cerrarse, al menos por mi parte.

El informe (aquí) es del año 2011 y lo realizó Soziolinguistika Klusterra, una organización adscrita a la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación y cuya finalidad es promover el uso del vascuence. En Diciembre del 2013 se aprobó una subvención de 70.000 euros del Gobierno vasco para financiar dos proyectos de investigación y fomento de procesos de cambio en los hábitos de los usos de la lengua. En resumen, no son precisamente sospechosos de sesgo contrario al vascuence.

¿Y qué es lo que dice el informe? El informe mide qué lenguas se usan en la calle. No los habitantes que se declaran vascoparlantes o los que se declaran bilingües, sino que mide qué lenguas se hablan. No hay lugar por tanto para los sesgos que habitualmente se producen en las encuestas de este tipo. Al contrario, se trata de una fotografía de la realidad, con todas las limitaciones que puedan presentar estudios de este tipo.

USO DE LAS LENGUAS EN LA CALLE

Pues bien, lo que sale en esa fotografía es lo siguiente. El uso del vascuence en Euskal Herria en 2011 es el 13,3%. Con Euskal Herria se refieren, literalmente, a la tierra del vascuence. La tierra donde se habla el vascuence. El uso real de esa lengua, que da nombre al pueblo, es del 13,3%. No creo que sea necesario profundizar en lo irónico del asunto.

Uso del euskera en la calle
Uso del euskera en la calle

El uso del vascuence en la provincia de Vizcaya baja hasta el 9,4%, y en Bilbao se sitúa directamente en la marginalidad: 3%. Tan marginal que el resto de lenguas, además del castellano, se usan más que el propio vascuence. 5% resto de lenguas y 91,8 el castellano.

EVOLUCIÓN DEL USO

Otro dato interesante es la evolución del uso. Comenzamos de nuevo por Euskal Herria en su conjunto. Recordemos, la tierra del vascuence. En todo el territorio, la evolución del uso en los últimos diez años ha sido nula. Cero. 13,3% en 2001, 13,3% en 2011. Si nos remontamos al año en el que comenzaron las mediciones, vemos que el punto de partida estaba en 10,8%. Es decir, se ha producido un aumento del 2,5% en los últimos 22 años, con un estancamiento que dura ya diez años.

En Vizcaya los datos son aún más llamativos. Desde 1989 se ha producido un aumento en el uso de 1,3 puntos. Pero tampoco ha sido un aumento progresivo. Alcanzó su punto máximo en 2001 (10,7%) y en diez años ha bajado hasta el 9,4%. De hecho, ahora mismo el uso del vascuence en la calle es inferior al que había en 1993.

Evolución euskera Vizcaya
Evolución euskera Vizcaya

En Bilbao el punto más alto se alcanzó también en 2001, con un 4,6%, y al igual que ocurría en Vizcaya, el uso actual es inferior al que había en 1993.

Evolución en capitales
Evolución en capitales

CONOCIMIENTO DE LA LENGUA

Vayamos ahora al siguiente punto. Hemos hablado del uso real del vascuence en la calle, pero ¿cuál es el nivel de conocimiento de la lengua y cuál ha sido su evolución? Para estudiarlo nos vamos a fijar en el V Mapa Sociolingüístico, 2011, elaborado por el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco.

En 2011, el 36,4% de los habitantes de la Comunidad Autónoma Vasca se declara euskaldun. Euskaldun significa que hablan y entienden bien o bastante bien el vascuence. Además, un 19,3% se declara euskaldun pasivo. Esto quiere decir que lo entienden bien pero lo hablan con dificultad. Por lo tanto, sólo un 44,3% se declara erdaldun, o lo que es lo mismo, que únicamente conocen el castellano. Menos de la mitad. Los habitantes de la CAV que declaran conocer el vascuence han ido en aumento desde el año 1981. En concreto, han pasado del 21,9% del año 1981 al 36,4% del año 2011 en el caso de los euskaldunes, y del 12,2% al 19,3% en el caso de los euskaldunes pasivos. Así, los erdaldunes han pasado del 65,9% al 44,3%.

Competencia lingüística
Competencia lingüística

Fijémonos ahora en Vizcaya. Vemos que un 30,3% se declara euskaldun, un 20,8% euskaldun pasivo, y un 48,8% erdaldun. Aprovecho para hacer un inciso. Normalmente utilizaría las palabras en castellano para referirme a esos tres conceptos, pero no lo hago por dos motivos. El primero es que he preferido respetar la denominación original del estudio, para que sea más fácil buscar los datos. El segundo, más importante, es que no estamos hablando de los habitantes que usan cada lengua, sino del grado de conocimiento de cada una de las lenguas. Si dijéramos castellanoparlante podría dar la impresión de que nos referimos a quienes de hecho se expresan normalmente en castellano, pero sobre ello ya hablamos en el apartado anterior, referido al estudio de uso de la lengua en la calle. Euskaldun y erdaldun, por tanto, se refieren a conocimiento de la lengua, no a uso. Euskaldun quiere decir que conoce el vascuence, y erdaldun que sólo conoce el castellano. Una vez terminado este apartado podremos comentar algo sobre la relación entre ambos aspectos, el conocimiento y el uso real de la lengua. Y ahora, continuamos. La evolución ha sido la siguiente, en el caso de los euskaldunes: del 15,2% en 1981 al 30,3% en 2011.

Si comparamos ahora los dos aspectos que hemos ido tratando, el uso real de la lengua y el conocimiento de la lengua, vemos que no hay relación entre ellos. Cabría pensar que un aumento de los habitantes que conocen el vascuence habría llevado a un aumento en el uso del vascuence, pero no ha sido así. Al contrario, el uso se ha estancado o incluso ha caído, dependiendo del territorio analizado. Es decir, si bien ha aumentado el número de habitantes que conocen el vascuence, no ha ocurrido lo mismo con el uso del vascuence en la calle.

SITUACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL MODELO LINGÜÍSTICO EN EDUCACIÓN

Nos queda un último punto por tratar. Un punto ciertamente interesante, y en principio relacionado con los dos aspectos que hemos comentado hasta ahora (uso y conocimiento de la lengua). Se trata del modelo lingüístico en la educación de la Comunidad Autónoma Vasca. Es decir, la lengua en la que estudian los alumnos. Atendiendo a los datos manejados hasta ahora, podríamos pensar que el modelo lingüístico sería un reflejo del nivel de conocimiento y uso de la lengua. Recordemos: el porcentaje de uso del vascuence en Euskal Herria era el 13,3 mientras que el porcentaje de habitantes de la CAV que se declaraban euskaldunes era el 36,4. En Vizcaya, el uso se situaba en el 9,4% y el conocimiento en el 30,3%. La evolución del uso estaba estancada, y había experimentado un crecimiento del 2,5% en Euskal Herria desde el comienzo de las mediciones, mientras que en Vizcaya el aumento en esos veintidós años fue de 1,3 puntos, y también se ha producido un estancamiento en los últimos diez años, situándose el nivel de uso en 2011 por debajo de las cifras de 1993.

Pues bien, la evolución en cuanto a los modelos lingüísticos ha sido la siguiente, expresada en un gráfico.

Evolución modelo lingüístic
Evolución modelo lingüístico

He preferido comenzar por el gráfico porque la explicación, en este caso, no puede estar a la altura del impacto que produce la imagen. Sólo el 18% de los alumnos de enseñanza no universitaria de la CAV estudia en modelo A, es decir, exclusivamente en castellano. En el año 1983, la cifra estaba cerca del 80%. En cualquier caso, el dato así presentado puede llevar a engaño. Para saber cuál es la situación real hay que desglosar ese 18% según los distintos niveles de enseñanza. Así, podemos ver que el 77% de los alumnos de Formación Profesional, el 62,8% de los alumnos de Educación Especial y el 44% de los alumnos de Bachillerato estudian en modelo A. En la ESO el porcentaje baja hasta el 14,6. Y en Primaria e Infantil los porcentajes son 7,4 y 4,3 respectivamente.

modelo ling desglosado
Modelo lingüístico por etapas

El 60,8% de los alumnos de enseñanza no universitaria en la CAV estudia en modelo D, es decir, únicamente en vascuence. Nuevamente desglosados: 54% de los alumnos de Bachillerato; 57,7% de los de ESO; 65,5% de los de Primaria y 74% de los de Infantil. El modelo B, bilingüe, supone el 21,2% del total de alumnos de la CAV, sin grandes desviaciones en Infantil, Primaria y ESO respecto del total. En Bachillerato, en cambio, supone sólo el 2% de los alumnos.

En cuanto a Vizcaya, el 56,1% de los alumnos estudia en modelo D, el 22,4% en modelo B y el 21,6% en modelo A. En este caso el informe no proporciona datos en función del nivel de enseñanza, pero para hacernos una idea, sólo 5 de los 89 centros educativos en Bilbao ofrecen modelo A en Infantil.

 

Modelo lingüístico por territorio
Modelo lingüístico por territorio

CONCLUSIONES

¿Y qué significa todo esto? Hemos visto datos sobre nivel de uso del vascuence, nivel de conocimiento del vascuence, y modelos lingüísticos en la enseñanza. Hemos visto que el uso del vascuence es minoritario, y bastante inferior al nivel de conocimiento de la lengua. Es decir, no se trata de que muy pocos habitantes de la CAV conozcan la lengua, sino que a pesar de que el número de hablantes potenciales crece moderada e ininterrumpidamente, el número de hablantes reales se ha estancado en cifras cercanas a la marginalidad. Estos datos son lógicamente importantes a la hora de configurar el modelo educativo. Simplificando, hay dos opciones.

La primera es asumir la realidad del vascuence. Reconocer que el uso de la lengua es minoritario, y que un mayor conocimiento de la misma no va a suponer un crecimiento de los hablantes reales, y mucho menos un aumento de las oportunidades de comunicación de los habitantes de la región.

La segunda es despreciar los hechos y poner en marcha un sistema educativo a la contra de las tendencias manifestadas por los habitantes de la CAV. A pesar de ese 13,3% de hablantes reales en Euskal Herria, ese 9,4% de hablantes en Vizcaya y ese 3% de hablantes en Bilbao, se estaría dirigiendo al conjunto de la población hacia un modelo, el D, que supone utilizar como única lengua vehicular en la enseñanza el vascuence.

La opción elegida ha sido la segunda. Y cabe formularse varias preguntas. La primera es por qué. Por qué se ha optado por utilizar una lengua marginal como lengua vehicular en la enseñanza. La respuesta es bien sabida: por el deseo particular de una parte de la población de la CAV de que la lengua “propia” de la región no se pierda. Para ello se ha establecido un sistema educativo en el que el conocimiento de esa lengua es un requisito imprescindible. Y el conocimiento de esa lengua, como hemos visto, no ha dejado de aumentar. Pero como también hemos visto, ese aumento del conocimiento no ha supuesto un mayor uso de la lengua. Por lo tanto, podríamos decir que si el objetivo del sistema educativo vasco es que aumente el conocimiento del vascuence, de momento está teniendo un éxito moderado. Pero si el objetivo es, como parece, un aumento en el uso del vascuence, el fracaso es incontestable.

Pero hay más preguntas. A cambio de qué. A cambio de qué se ha logrado ese moderado aumento en el conocimiento –que no en el uso- de la lengua. La respuesta, por desgracia, no es concluyente. Ese “a cambio de qué” se puede referir de manera directa al coste económico. Cuánto cuesta un sistema educativo encaminado a aumentar el conocimiento de una lengua difícil como el vascuence en una población que apenas lo usa. Pero hay más costes. Lamentablemente, son difíciles de estudiar. Hicimos una aproximación a algunos de ellos aquí, aquí y aquí. Según un estudio del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa, los alumnos de modelo D cuya lengua familiar era el castellano obtenían 27 puntos menos en una prueba de comprensión lectora cuando la prueba se hacía en vascuence, respecto a la puntuación obtenida si esa misma prueba se realizaba en castellano.

Influencia de la lengua de la prueba
Influencia de la lengua de la prueba

Pensemos ahora en los datos sobre uso y conocimiento de la lengua, y en la evolución de los modelos lingüísticos en educación. Pensemos en cuántos alumnos del modelo mayoritario, el D, tienen un conocimiento insuficiente del vascuence. Cuántos tienen padres cuya lengua familiar es el castellano, cuántos hablan habitualmente en castellano, cuántos leen, ven la televisión o escuchan música en castellano. Pensemos en el hecho de que todos ellos están aprendiendo únicamente en vascuence, están leyendo textos en vascuence y están realizando los trabajos y los exámenes en vascuence.

De nuevo, hay más costes. Pensemos en cuántos profesores pueden dar clase gracias a que han obtenido el perfil lingüístico exigido (más sobre esto, aquí). Pensemos, y esto seguramente es algo que sólo podrán hacer quienes tengan experiencia de primera mano, en cuál será el dominio real del vascuence de todos aquellos profesores que se hayan limitado a aprobar los distintos exámenes del certificado exigido. Pensemos en cuál habrá sido desde entonces la exposición de esos profesores al vascuence. En cuál será la lengua en la que normalmente se expresan con amigos, familiares o compañeros. Si nos resulta difícil, basta echar un vistazo a los datos que hemos ido comentando respecto a uso de la lengua en las calles. Y una vez hayamos pensado en todo eso, imaginemos ahora cómo serán las clases de esos profesores en modelo D. Profesores que tienen que explicar sus materias en una lengua que no usan habitualmente. A alumnos que tampoco la usan habitualmente. Creo que nos vamos haciendo una idea.

En este momento podemos hacernos otra pregunta. ¿Merece la pena? Uno de los argumentos más utilizados por quienes de algún modo reconocen cuál es la realidad pero se niegan a asumir las consecuencias es que conocer otras lenguas es beneficioso en muchos sentidos. Aumenta las oportunidades de comunicación, e incluso tiene efectos positivos en la capacidad de aprendizaje. Aceptemos que todo eso sea cierto. Aceptemos que conocer otra lengua además de la familiar es beneficioso en muchos aspectos. Aceptemos incluso que convertir esa segunda lengua en lengua vehicular en la enseñanza hace que aumente el conocimiento de la misma, y que los beneficios de utilizar esa segunda lengua en las distintas etapas educativas sobrepasan los posibles costes. Aceptemos todo eso, pero hagámonos la siguiente pregunta: ¿por qué el vascuence? Si el aprendizaje de una segunda lengua tiene efectos positivos, ¿por qué se elige precisamente el vascuence? ¿Por qué no el inglés? Al fin y al cabo, el beneficio principal de aprender una lengua como el inglés es evidente: las nuevas posibilidades de comunicación que se abren son enormes. En cambio, las nuevas posibilidades de comunicación que se abren para quien haya aprendido el vascuence son inexistentes. La respuesta puede ser que donde caben dos caben tres. El famoso trilingüismo. Bien. ¿Por qué no castellano, inglés y alemán? ¿O francés?  El motivo no es otro que el político. Y el emotivo. No hay ninguna razón más allá de los deseos políticos o de los sentimientos para elegir el vascuence por encima del inglés, el francés o el alemán. Política y sentimientos. Es decir, nacionalismo. El pueblo por encima del individuo, la lengua por encima de la educación. Sin que importen, sin que ni siquiera se valoren, los posibles costes. Sin que importe, sin que ni siquiera se estudie, la realidad sociolingüística de la región.

Hace ya unos años de aquel “ustedes tienen un problema, y este problema se llama 3%” que pronunció Maragall, refiriéndose a las posibles comisiones que cobraba CiU en las adjudicaciones de obras públicas. En aquel momento, la expresión de Maragall dio mucho que hablar. El líder de CiU, Artur Mas, acusó a Maragall de haber perdido los papeles. También le recordó que tenían ante sí cuestiones muy importantes, y que para que esas cuestiones pudieran llevarse a cabo era necesario que existiera un círculo de confianza entre todas las formaciones políticas. El 3% cayó en el olvido. No se negó su existencia ni se interpusieron demandas. No era necesario. Al lado de la construcción nacional, la corrupción era un asunto sin importancia.

En un momento del texto me he referido a otro 3%. Concretamente era el porcentaje de hablantes reales de vascuence en la capital de Vizcaya, Bilbao. Este 3% ni siquiera ha aparecido en los medios. No digamos ya en los debates. Y desde luego jamás aparecerá en las mesas en las que se toman decisiones sobre las políticas educativas. Aquel 3% simbolizó de alguna manera la lacra de la corrupción institucional en Cataluña. Este otro 3% no es símbolo de nada. No es el porcentaje más importante de todos los que hemos mencionado. Pero es parte de otra corrupción de la que tampoco se habla. Una corrupción silenciosa en la que todos los partidos del País Vasco han tomado parte. Una corrupción que no ha consistido en unos pocos políticos que se han enriquecido a costa del contribuyente, sino en unos políticos que han pretendido modelar la sociedad en nombre de una lengua minoritaria. Una corrupción de la que no se habla, mucho más dañina que la meramente económica. Una corrupción intelectual, moral y política que ha hecho del sistema educativo una herramienta para la construcción nacional, para la satisfacción de los deseos políticos de quienes sitúan al pueblo y a la lengua por encima de los ciudadanos. Hasta ahora se han limitado a controlar lo que ocurría dentro del aula. Han conseguido que aumente el conocimiento de esa lengua sagrada. Pero el uso sigue estancado. Imagino que ésa será la siguiente etapa. Para fomentar el conocimiento había que controlar las aulas. Para fomentar el uso, en cambio, se hace necesario otro tipo de control. El patio, la calle, la familia. La pregunta que queda por hacer no es ya por qué, sino cuándo y cómo. Y si una vez más lo aceptaremos en silencio.

7 comentarios sobre “El otro 3%

  1. Tras segunda lectura, me parece aun mejor que la primera. Que ya me parecía estupendo.

    Me gustaría «rebloguearlo» en la plaza. Pero haciendo trampa. En lugar de usar el automático, que pilla las primeras X palabras, quiero elegir. Poner el último párrafo, 293 palabras, y usar eso. Para enlazar desde ahí al precedente por el que se llega, aquí.

    Si estás de acuerdo, dime.

  2. Desde que Plaza me dió tu enlace entro aquí para leer tus artículos y comentarios.
    Creo que los que estamos lejos no nos damos cuenta hasta que punto es alucinante y disparatado lo que que pasa en el país vasco español.

    Cómo puenden aceptar los vascos que su lengua propia es una lengua que alomejor no habían ni oido sus abuelos ?(y pienso también en todos los que ni siquiera son de origen vasco pero que viven ahí desde generaciones ) .

    Sí la lengua tiene como finalidad 1) la comunicación, no sólo con los que nos rodean en la actualidad sino también los que nos precedieron y los que vengan después 2) la lengua tiene también una finalidad de transmisión de conocimientos y de pensamientos
    3) la lengua nos sirve también para pensar.

    Creo que es sobre todo en la enseñanza, donde se debería facilitar que se utilicen la lengua o las lenguas que que pueden abrir esas posibilidades y no justamente restringirlas.

    Pienso que la política de enseñanza en el país Vasco utilizan un instrumento como la lengua para destruir y no para construir y encima derrochan el dinero.

    Pero no comprendo como todos esos habitantes aceptan y se pliegan a una imposición disparatada . Tu hablas del 3% y cómo el 97% no se rebela?

    1. Hola tmpd,

      Pues efectivamente, hay cosas que no se entienden. Creo que en Cataluña, con unos niveles de bilingüismo real bastante más altos, están mucho mejor organizados contra la imposición de la lengua en la escuela. Yo veo todos los años cómo algunos de mis alumnos se limitan a memorizar para los exámenes de Naturales y Sociales -ambas en vascuence- o a copiar para los trabajos. Es decir, no aprenden nada. Lo saben ellos, lo saben los profesores y lo saben los padres.

      Algunos profesores son conscientes de ello, y digamos que se sienten mal… ¿pero qué van a hacer? Ellos no eligen el sistema. Ahora, como bien dices, una cosa es no elegir el sistema y otra aceptarlo sin siquiera manifestar las críticas más elementales.

      Los padres ya son cuestión aparte. Creo que no es exclusivo de este tema, pero en general hay mucha pasividad. Mucho «con que vaya aprobando ya me vale». Y si acaso, ven bien que lo aprendan, aun a costa de otros conocimientos, porque «se lo van a pedir si quiere trabajar en algo público».

      En cuanto a las clases, más experiencia personal. Hablaba en el texto sobre cómo darán las clases aquellos profesores de modelo D o B que hayan conseguido el perfil lingüístico pero no hagan un uso habitual de la lengua. La respuesta es mal, lógicamente.Pero hay otra opción: mitad y mitad. Es decir, en teoría la clase es en vascuence, pero al final acaba explicando cosas en castellano. Esto pasa sobre todo en concertados con modelo B.

      En resumen, un fraude a todos los niveles. Gracias, como apuntas, a ese 97% que se limita a ver pasar los trenes.

  3. La primera pregunta que debería plantearse es: ¿Por qué el estado se atribuye la cualidad de decidir quien es y quien no es normal? ¿Otra vez como en el franquismo? ¿Por qué se atribuye la cualidad de «normalizar» al supuesto «anormal»? ¿Otra vez como en el franquismo?

    Profesores que tienen que explicar sus materias en una lengua que no usan habitualmente. A alumnos que tampoco la usan habitualmente. Creo que nos vamos haciendo una idea.

    Esa disociación es un efecto de esa enfermedad que pudre cerebros y que se llama nacionalismo. Prueba de que vivimos en una sociedad enferma.

    pero hagámonos la siguiente pregunta: ¿por qué el vascuence?

    Porque el euskera es el objeto de culto nacionalista. Porque a los nacionalismos les encanta levantar fronteras, y las lenguas son una buena frontera. Porque están los intereses económicos (las subvenciones al lobby).

    Y desde luego jamás aparecerá en las mesas en las que se toman decisiones sobre las políticas educativas

    Eso nos pasa por dejar en manos de las cúpulas de los partidos la definición del sistema público escolar.

    Una corrupción silenciosa en la que todos los partidos del País Vasco han tomado parte

    La propaganda vasquista ha sido muy eficiente.

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